Ir al contenido principal

💖 Colegiala - Karen Ruiz, 26 años 💖


Dicen que en la adolescencia las mujeres maduramos más rápido que los hombres. Tal vez no en todos los casos, pero al menos en el mío creo que fue totalmente cierto. Desde temprana edad empezó a surgir en mí la atracción hacía los hombres, pero era un interés un poco más allá del solamente gustarme un niño y ya. Estaba entre segundo y tercer año de secundaria, es decir 14 o 15 años, cuando empecé a conocer mi cuerpo, sentir curiosidad y atracción física hacia el sexo opuesto. 

Las señales de que mi cuerpo empezaba a tener la necesidad de contacto físico se dieron por primera vez cuando los amigos de mis hermanos iban a la casa por alguna fiesta o reunión y yo me sentía atraída por alguno de ellos o veía como se besaban con sus novias o tenían pequeños fajes. Esa atracción no pasaba con los niños de mi escuela o amigos, pues me parecían bobos sus comportamientos y eso no me hacía sentir para nada atraída.

Cuando estaba en tercer año de secundaria, justo a la mitad de curso, cambiaron a uno de los profesores que me daba clase. Desde el primer momento en que lo vi me gustó muchísimo. Se veía muy joven aún, tal vez no pasaba de unos 35 años exagerando, un poco alto y a mi gusto de buen cuerpo, ni gordo ni muy flaco y era muy atento con todos de los alumnos. 

Cada vez que nos tocaba su clase yo fingía poner atención, pero en realidad lo contemplaba a él. Las veces que me dirigía la palabra me gustaba imaginar que lo hacía porque yo también le gustaba y simplemente quería hablar conmigo sin que nadie supiera "lo nuestro". Obviamente nunca hice algo para llamar realmente su atención, además mi mente en esa etapa ni siquiera hubiera imaginado hacer algo así de atrevido. 

Una de sus clases era justamente al final del día escolar los viernes. Mi confesión empieza al decir lo que muchos de esos viernes hice, pero contaré uno en especial. 

Después de llegar a casa me encerré en mi habitación, en la radio comenzó a sonar la canción de Alejandro de Lady Gaga y se convirtió en un momento mágico porque ese es el nombre de mi profesor... Alejandro. Me puse de pie frente al espejo y me miraba mientras me preguntaba si podría gustarle a mi maestro. Después de mirarme unos segundos comencé a desabotonar la blusa de mi uniforme y levantar mi falda para hacerla un poco corta. Después quite solo mi ropa íntima, me daría pena que me viera completamente desnuda. Frente al espejo me hice algunas caricias, imaginando que era mi maestro Alejandro, deseando que me enseñe a sentir por primera vez el amor. Puse en disco donde tenía esa canción y deje que se repitiera varias veces. Me recosté en un pequeño sofá de mi cuarto y comencé a tocarme, pasando mi mano por debajo de mi blusa y de mi falda escolar, continuando con esa fantasía de que él estaba acariciándome. 

Cuando llegué a mi vagina sentí que estaba exitada, húmeda, pero también tenía miedo, nadie mi nada a entrado en mi aún pero sin duda quería hacerlo. Metí solo un poco de uno de mos dedos, pude sentir un poquito de lo que tal vez sería tener a mi maestro dentro de mi y de esa forma no extrañar tanto a eso amor imposible que solo se quedaría en una fantasía. Después de unos minutos, temerosa de lo que hice me detuve. Lo disfruté pero sabía que era suficiente por esa vez. 

Obviamente estar con mi maestro fue algo que nunca pasó, solo era mi curiosidad de niña inexperta y explorando su temprana sexualidad.

Debo confesar que esa experiencia nunca la he olvidado y ahora ya como mujer realizada me sigue pareciendo exitante. Desde entonces en cada relación que he tenido me he puesto mi traje de colegiala para recordar e imaginar que es mi maestro quien me posee en ese momento y está dentro de mi, pero esta vez con alguien real aunque siga sin ser Alejandro. 










Comentarios

También puedes leer...

💖 Nuevos sabores - Norma, 29 años 💖

Desde ya casi 3 años que estamos casados mi esposo y yo más 2 años de noviazgo y que nos conocemos. Realmente desde el principio de la relación la comunicación entre nosotros ha sido constante y siempre hemos sido sinceros el uno con el otro casi en todo. Digo casi en todo porque a veces pienso que él como hombre quizá guarde algunos temas para si mismo, y de ser así debo decir que también he guardado un tema en particular que no he tenido el atrevimiento de platicar con él, principalmente por pena y un poco de miedo. Considero que somos una pareja normal, tan común y corriente como cualquier otra con todo y sus problemas ocasionales, salimos a pasear, a hacer compras, él sale con sus amigos, yo con los míos, tenemos sexo algunas veces por semana para levantar el ánimo en un mal día o cerrar con broche de oro una gran jornada o por el simple hecho de desearlo, justo como hoy. Hace apenas unos minutos que terminamos de tener relaciones y ha sido tan rico y placentero como cada vez ...