Hace unos cuantos días platicaba con algunos amigos en una reunión sobre mujeres y temas como nuestra vanidad y en lo primero en que se fijan los hombres en una mujer. Fue una plática muy divertida y extensa que entre cervezas, risas y respuestas inesperadas fue también una experiencia que me dejó ver un nuevo panorama como mujer.
Cuando llegué a casa pensé en que no me había dado cuenta lo importante y pesado que se ha vuelto el cómo luce una mujer ante el mundo y su entorno. Aún cuando cada vez somos mujeres más independientes nos hemos vuelto más esclavas del glamour, los filtros y la vanidad. Nos preocupa mucho cómo saldremos en la selfie con las amigas para subirla a Facebook o Instagram, que caminemos lo mejor posible aunque sea a pasos cortos con los enormes tacones y que no nos veamos fachosas cuando hacemos el quehacer en casa o mientras atiendes a los hijos.
Uno de mis amigos preguntó a los demás - ¿qué te gusta más, cara, chichis o nalgas? - cada uno contestó lo que más le gusta mientras nosotras solo escuchábamos lo que decían. Realmente no me sorprendió lo que respondió cada uno, al fin y al cabo son hombres, es uno de sus primeros instintos al ver a una mujer, ¿o no? No siempre se les cree que se fijan en nuestros hermosos ojos o la bella sonrisa.
Mientras me preparo y pongo cómoda para descansar me invade la duda y me pregunto
¿para quién me arreglo realmente? A veces estos jeans me quedan muy justos pues tengo unos kilitos de más, los tacones me terminan cansando por tratar de ser más alta, encima el maquillaje que debo ponerme todos los días y el tiempo que gasto en eso.Es claro que a la mayoría de nosotras nos gusta vernos bien, no es que nos obliguen, pero muchas veces sacrificamos la comodidad por vernos lo más perfectas y guapas posibles. Claro que la imagen habla mucho de una persona, pero esa imagen no es solamente el cómo te ves, sino también cuestión de actitud, educación, la forma en que nos expresamos, etc.
También pude darme cuenta que no solo nos preocupamos por vernos bien para el trabajo,
para nuestra pareja o nuestro crush, sino que hasta competimos entre nosotras con tal de no ser criticadas por otras mujeres. ¿Ya viste? Está súper gorda, ¡Huy ya se le lonjitas! En lo personal eso me trajo muchos traumas, especialmente sobre mi cuerpo; llegó el momento en el que me sentía siempre gorda y quería estar super delgada y parecerme a las demás. ¿Es en serio? Incluso solía caminar por la calle y pensar que todos me miraban fea, lo que hacía reprocharme lo gorda que según yo estaba. Me hacía pensar que no le iba a gustar a nadie con ese cuerpo e incluso me ponía de mal humor y con ello quizá alejando a cualquier chico que se pudiera fijar en mi de forma linda y honesta.El único lugar donde me sentía libre de todas esas presiones y realmente podía ser yo es en mi casa.
Cada noche al llegar lo primero que hago es quitarme toda la ropa, toda en absoluto. Es en ese momento en el que mi cuerpo se siente en total libertad del apretado brasier, los jeans que no dejan ni inclinarme a veces y nadie puede decirme nada. Me encanta estar desnuda por toda mi casa, no vive nadie conmigo así que realmente es mi espacio donde ninguna crítica o moda me alcanza.Esa plática me ha servido de mucho para aprender a ser yo misma y sobre todo a quererme como persona y como mujer. Es cierto que tengo unos kilitos de más y que debo bajar de peso, pero ya no será por vanidad o por estar traumada, sino por salud.
Quizá tampoco tenga los mejores pechos del mundo, ni el trasero más grande, pero aprendí a sentirme sexy con lo que tengo y saber que soy única como mujer.Claro que no dejaré de arreglarme ni maquillarme, pero ahora lo haré con un estilo propio, con el que pueda estar a gusto conmigo y cómoda al estar entre la gente.
Hoy estoy más preparada incluso sentimentalmente y me siento lista, así cuando el chico indicado llegue a mi puerta sabré que me quiere por quien y como soy y él sabrá que tendrá a una mujer auténtica, una nueva Rebeca que salió renovada del armario dispuesta a amar libremente.





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